
La verdad es que los franceses de Peugeot necesitaban un golpe de efecto ya. En los 125 cc, que es donde ponen toda la carne en el asador, cuentan a nivel “low cost” con una buena gama de modelos sencillos que son muy bien acogidos en el mercado, como lo demuestran el “rueda alta” Tweet y el ciudadano Vivacity. Pero, en el otro extremo de precios, los Geopolis y Satelis, con todas sus versiones conocidas, están empezando a acusar su veteranía en el mercado.

Así que había que inventar algo nuevo y, a ser posible, que complementara lo ya existente: un scooter de corte GT más asequible que el Satelis (con su promoción de precio actual), tecnológicamente avanzado y, para asegurar un buen nivel de calidad, con el sello de “Made in France”. Unos requisitos difíciles de conseguir para la industria europea, sobre todo porque, en precio, resulta casi imposible competir con la oriental. Difícil, sí, pero no imposible.
Así que se fijaron en una idea que les funcionó muy bien: la del Elyseo/Elystar. Un scooter de alta gama sencillo de fabricar, sin demasiada sofisticación a nivel de equipamiento, con suelo plano para reforzar su utilización urbana y sin perder la esencia de scooter Gran Turismo. Y así es como surge este CityStar. Si lo comparas con los antiguos Elyseo/Elystar verás que tiene un cierto aire a estos, pero lo cierto es que ahí acaba todo, porque en el Citystar es todo nuevo, con un bastidor más grande a lo ancho y a lo largo, y nuevos plásticos.
Se ha puesto mucha atención en su habitabilidad, diseñando un puesto de conducción amplísimo en el que, por muy alto que seas, tus rodillas no se golpearán y que, con el suelo plano (además de permitir llevar grandes objetos entre los pies), se facilita la incorporación al puesto sin tener que pasar una pierna por encima del habitual travesaño central que incorporan otros modelos (Satelis incluido). Muy bien pensado para todos y, en particular, para las féminas, que cada vez están apuntándose más a la convalidación. Y no sólo hay mucho espacio para el puesto de conducción, sino también para la carga, mejorando desde este punto de vista el concepto del Elystar al situar el depósito de combustible debajo del suelo plano y liberando el lugar que habitualmente ocupa bajo el asiento para ofrecer un hueco amplísimo: sin problemas entra un casco integral y uno abierto con pantalla (e incluso un par de integrales, dependiendo del modelo), y hasta un ordenador portátil.


Como ya te hemos adelantado, el puesto de conducción es un ejemplo de habitabilidad para todas las tallas. Perfecta la altura de la banqueta del asiento con respecto al suelo (al estilo coche monovolumen) y con posibilidad de estirar las piernas a lo custom apoyando los pies en la parte baja del salvapiernas. Sin problema tampoco para echar un pie a tierra en los semáforos -a pesar de que debajo del suelo se encuentra el depósito-, resultando fácil extender la pata de cabra en los aparcamientos rápidos sin tener que bajarse del asiento. Por cierto, el caballete lateral ofrece buena estabilidad, no se recoge solo (como debe ser), ni tampoco cala el motor, ya que lo mantiene perfectamente a ralentí con una especie de corte de encendido a las 3.000 vueltas para que no salga andando solo. Ideal para ponerse el casco y los guantes mientras que dejamos que el motor vaya cogiendo temperatura. Porque, en este sentido, el motor también está protegido para no iniciar la marcha en frío acelerando a tope, limitando también su régimen de giro, lo que repercutirá en una mayor longevidad.
Lo bueno viene cuando salimos a carretera abierta, porque el CityStar es muy rápido; de hecho es el scooter más rápido de 125 cc del mercado, con nada menos que 120,5 km/h reales (casi los 140 de fondo de escala de su velocímetro). Todo un hito similar a la velocidad Warp de curvatura, pero, en lugar de con naves de Star Trek, en scooters. La verdad es que Peugeot se ha obsesionado en conseguirlo, tanto que ha sacrificado bastante su aceleración inicial, si la comparamos con los datos de telemetría que registrábamos para los Sat RS ySatelis Urban. Además es una velocidad que resulta difícil de mantener, ya que es muy sensible a cambios en el viento o pendientes. Si lo piensas, es hasta poco adecuado para un scooter que, por denominación, busca su hábitat en los desplazamientos urbanos y que en carretera abierta no tiene el aplomo de su hermano Satelis. Casi hubiera sido mejor quedarse por debajo de la barrera de los 120 reales y conseguir salidas más fulgurantes de los semáforos.
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